lunes, 7 de septiembre de 2009

laTiDos...


No creo en las líneas rectas.
No creo en la felicidad constante y lineal,
como tampoco creo que los convencionalismos puedan hacernos felices a todos por igual.
Nos llenamos… porque previamente nos vaciamos.
Sufrimos un desengaño… porque antes confiamos en alguien.
Sentimos la enfermedad… porque ayer estábamos sanos.
Nos duele la soledad si en otro tiempo tuvimos compañía.
Lloramos una pérdida, porque tuvimos a alguien,
y si sufrimos por amor, es porque un día amamos.

La vida se parece al monitor que marca un electrocardiograma.
Cada latido de vida viene definido por una subida que precede una gran bajada.
Miles de subidas y bajadas que marcan nuestra existencia.
Así se vive… latiendo sin parar.
No hay otra forma.
En cualquier electrocardiograma,
la línea recta, sin bajadas ni subidas,
o lo que es peor, la bajada permanente y constante,
significaría la muerte.

Algunas personas somos líneas saltarinas,
que ríen, y lloran, intentan y fracasan, aman y sufren, ganan y pierden.
En definitiva viven y “laten” al ritmo que la vida les marca.
Otros en cambio son líneas planas.
Instalados en una vida “convencional”, apática, monótona y carente de latidos…
que ya sabemos que significa.

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